Lenguaje tecnológico para los más chicos: ¿para qué sirve?

La tecnología nos rodea. El lenguaje tecnológico es el sistema comunicacional que surge a partir de la adquisición y uso de la tecnología digital por todos nosotros, es un lenguaje que se va incorporando a nuestra vida diaria. Dron, Wifi, Tuit, Blog, Tablet App o  Chat, son algunos ejemplos. Las nuevas tecnologías nos aportan día a día nuevos elementos que se van incorporando a la cotidianidad. Es en el ámbito familiar donde primero se descubren y se aprenden a usar.

No hay posibilidad de rechazar el uso de la Tecnología, no en nuestro mundo globalizado. Es necesario convivir con ellas y aprovechar la infinidad de ventajas y beneficios que nos ofrecen, a la vez que reconocer los riesgos y tratar de reducir las desventajas. Recordando a Piaget y su teoría del desarrollo cognitivo cuando nos dice que el niño aprende de manera individual y por sí solo a través de la experiencia, es que los educadores deben manejar un lenguaje adecuado con los usos tecnológicos que los niños/as ya conocen desde sus hogares.

 

Una oportunidad, una necesidad

 

La incorporación de la tecnología en las aulas más que una oportunidad, es una necesidad. La potencialidad seductora de las mismas son un estímulo extra para el acercamiento de lo curricular al educando. Desconocer su capacidad de atracción y la fascinación que las actuales tecnologías ejercen en las nuevas generaciones, es desconocer la realidad en la que estas están inmersas y el disfrute que provocan. El ciberespacio es un lugar de encuentro y comunicación, si bien cada vez más audiovisual, incorpora una serie de códigos y formas de expresión que proyecta una multiplicidad de opciones, entre ellas por supuesto la lectoescritura. Muchas veces a través del juego con un consecuente potencial para la educación.

Es que la realidad en la que vivimos esta mediada por la tecnología, la mayoría de nuestras comunicaciones son a través de dispositivos o aplicaciones que nos acercan a prácticas comunicativas que están conectadas por estas tecnologías. Por esto la escuela, el segundo hogar, no puede aislarse, la integración de estas nuevas formas y nuevos lenguajes son imprescindibles para no quedar por fuera de las transformaciones.

La oportunidad que se ha desarrollado en cuanto al trabajo de la lectoescritura o la de las matemáticas con la incorporación de nuevas tecnologías, permiten una mirada integradora a la vez que provocativa y por supuesto seductora, para los jóvenes estudiantes. La academia, los educadores, cada vez son más conscientes de los cambios provocados por la irrupción de estas nuevas tecnologías. Ahora es vital lograr la sinergia necesaria para acompasar los mismos al proceso mental del aprendizaje, es aquí que los aportes de la neurociencia deben jugar un papel fundamental para darle solidez y desarrollo a toda la práctica pedagógica. El educando necesita respuestas y aportes para desarrollarse en el mundo en el que vive, herramientas que lo ayuden a manejarse.

 

Fortaleciendo la práctica pedagógica

 

La incorporación de un lenguaje tecnológico en toda su amplitud, le va a permitir al niño/a contrastar con su propia experiencia, sus aprendizajes. La comunicación audiovisual, característica de las nuevas tecnologías, nos dice que los niños la desarrollan por sí solos en sus casas con sus dispositivos, también en las múltiples pantallas existentes en la vía publica o en los medios de transporte. Esto nos invita a  preguntarnos al igual que Joan Ferrés “¿O es que, mientras la comunicación lingüística necesita un aprendizaje formal, la comunicación audiovisual se aprende de manera automática?”

Las nuevas tecnologías han abierto un campo increíble de nuevas oportunidades, la educación no debe remitirse solamente a enseñar el uso, las virtudes y las desventajas de ellas. Lo urgente es que todo educador incorpore las nuevas tecnologías y el lenguaje tecnológico en su quehacer pedagógico cotidiano, a los efectos de no solo potenciar el desarrollo de este mismo lenguaje en los educandos, sino que también de fortalecer su práctica pedagógica habitual.